En la provincia de Misiones, Argentina, los bosques forman parte de la vida cotidiana: ayudan a mantener el flujo de los ríos, la salud del suelo y la fortaleza de las comunidades. El pueblo guaraní, uno de los grupos indígenas más grandes de América del Sur, mantiene una profunda conexión cultural y espiritual con la tierra. Para el pueblo guaraní, el bosque proporciona alimentos, medicinas y un vínculo esencial con su identidad. Protegerlo significa asegurar que las futuras generaciones puedan vivir, crecer y continuar con sus tradiciones.
La Selva Misionera, parte de la ecorregión Bosque Atlántico - uno de los ecosistemas más ricos del mundo-, juega un papel central en la vida cotidiana. Captura la lluvia, filtra el agua y mantiene saludables los ríos y arroyos. Cerca del 93% del territorio guaraní está cubierto por este bosque, pero a principios de 2022, los incendios arrasaron alrededor del 22% de esa superficie. Proteger lo que queda y restaurar lo que se perdió es importante, no solo para la naturaleza, sino también para el futuro de las comunidades que dependen de ella.
"El bosque es vida, el bosque es cultura. Proteger el bosque significa proteger nuestra alimentación, nuestra medicina, el agua limpia y la identidad”, explica Rosalino Duarte, segundo jefe de la tekoa guaraní Guavira Poty.
"Estamos muy orgullosos de lo que somos. Cuando se habla del bosque, se habla de la comunidad. Y cuando se habla de la comunidad, se habla del bosque".
Rosalino y Fransisco Duarte
Estas acciones se desarrollan en el marco del Proyecto Pagos por Resultados de REDD+ de la Argentina, un proyecto liderado conjuntamente por la Subsecretaría de Ambiente de la Nación y la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), y financiada por el Fondo Verde del Clima (FVC) con un aporte de USD 82.000.000. El proyecto busca fortalecer la conservación de los bosques nativos mediante una gestión participativa e inclusiva, con enfoque intercultural y de derechos a lo largo de todo el país. El acompañamiento técnico ONU-REDD a la Argentina hasta el final del 2019 fue clave, juntos con otras iniciativas, para apoyar los esfuerzos nacionales para fortalecer y establecer los cuatro pilares de REDD+, cumpliendo con los requisitos necesarios para completar la fase de readiness de REDD+ y posicionando el país entre los países pioneros listos para acceder a pagos basados en resultados REDD+ .
La Fundación Marangatu tiene sus raíces en Misiones y se encarga de acompañar a las comunidades guaraníes en sus procesos participativos de toma de decisión. En este caso cinco tekoas (comunidades) guaraníes lideran un nuevo esfuerzo llamado "Ka'aguy Ymá - Selva Originaria". Su nombre hace referencia a la selva en su estado original, antes de ser modificada por intervención humana. Este territorio abarca una extensión de 1.545 hectáreas de tierras ancestrales, y reúne a familias de las tekoas guaraníes Guavira Poty, Kurupayty, Kokue Poty, Arroyo Isla y Guavira Mí.
La iniciativa promueve el fortalecimiento de la participación indígena en la gestión ambiental y territorial de los bosques nativos, al tiempo que apoya a las comunidades en la protección y restauración de sus bosques, el fortalecimiento de sus sistemas alimentarios —a través de la recuperación de semillas tradicionales guaraníes— y la creación de una forma compartida de administración del territorio mediante una nueva junta de gobernanza: la ñembongueta jerê yvy régua.
Para el pueblo guaraní, el vínculo con la tierra no es solo físico: es espiritual, cultural y esencial para su supervivencia. Su forma de cultivar respeta esa conexión.
"Practicamos la agricultura nómada. Plantamos en una zona este año y en otra al siguiente, para preservar la tierra, el bosque, el agua. Nos preocupamos por todo", explica Rosalino.
En Guavira Poty, 18 familias - unas 87 personas - trabajan juntas para cultivar alimentos como maíz, yuca, batatas y hortalizas, sin dañar el bosque nativo.
Francisco Duarte, jefe de la comunidad, destaca:
“Del bosque obtenemos alimentos, frutas, medicinas. No queremos perder lo que nuestros antepasados nos enseñaron”.
El proyecto también busca restaurar manantiales, la principal fuente de agua para muchas familias, y fortalecer la soberanía alimentaria a través de huertas, apicultura y la reintroducción de plantas nativas esenciales para la salud y la cultura.
En sus primeros talleres, jóvenes, mujeres y personas mayores se reunieron para planificar, conocer sus derechos según la Ley de Presupuestos Mínimos de Protección Ambiental de los Bosques Nativos N°26.331 y pensar colectivamente en su futuro.
"Lo que más me gustó fue que vino tanta gente", dice Rosalino. "No esperaba que tantos se interesaran. Todos dijimos: 'Vamos a tirar del mismo lado'".
Las reuniones no fueron meras formalidades: incluyeron ceremonias tradicionales, discusiones grupales y actividades diseñadas para fortalecer la red comunitaria.
Andrea de Luján Arzamendia, de la Fundación Marangatu, señala:
“Trabajamos despacio y con respeto. Los guaraníes tienen otros ritmos. También es una experiencia de aprendizaje constante para nosotros”.
Rosalino explica que todo se basa en la confianza.
"Ganamos confianza hablando, demostrando que se pueden hacer las cosas. La información se comparte cuidadosamente a través de líderes comunitarios, familias e incluso un simple grupo de WhatsApp”.
Las mujeres también alzan su voz. Sonia Villalba, es una lideresa de la tekoa Mbya guaraní Itao Mirî, que integra la Reserva de la Biósfera Yabotí, es una de las representantes del Comité de Manejo de la Cuenca Forestal Yabotí.
"Ser mujer y ser guaraní es un orgullo total. Es un regalo de nuestro Dios. El bosque es sagrado. Es nuestro aliado. Si el bosque pudiera hablar, nos agradecería que lo cuidáramos".
Para Sonia, la protección del bosque va de la mano con la producción de alimentos. Sueña con un futuro donde su miel, producida en lo profundo del bosque, pueda comercializarse con el nombre de su comunidad, sin perder un solo árbol.
"Es posible, siempre y cuando nos mantengamos dentro de los límites y respetemos la naturaleza", afirma.
Los adultos mayores enseñan a las generaciones más jóvenes con el ejemplo.
"El conocimiento se transmite de padres a hijos, de abuelos a nietos. Incluso los más pequeños aprenden a respetar la tierra, a no arrancar la hierba, a no dañar los árboles”. explica Sonia.
Osmar González, presidente de la Fundación Marangatu y responsable del acompañamiento técnico en territorio, destaca:
“Los guaraníes sin la selva están debilitados. Toda su vida —la comida, las medicinas, las creencias— está ligada al bosque. No necesitan que les enseñen a conservar. Ya es parte de lo que son”.
El objetivo del proyecto no es sólo proteger el bosque, sino también dejar bases sólidas —conocimientos, confianza, habilidades— para el futuro de las comunidades.
"Queremos que el proyecto desarrolle capacidades que perduren y se fortalezcan con el tiempo".
A través fondos y asistencia técnica en el marco del Proyecto Pagos por Resultados de REDD+ de la Argentina, en apoyo y alineados a la Ley de Bosques del país , se están fortaleciendo capacidades de Pueblos Indígenas y las comunidades locales en la restauración de los bosques nativos, la protección de fuentes de agua, el fortalecimiento de la seguridad alimentaria y la valorización del conocimiento tradicional para agregar valor a la producción a partir de recursos forestales.
"Los Pueblos Indígenas y las comunidades locales son socios clave en la construcción de paisajes sostenibles donde los bosques, la agricultura y los medios de vida coexistan en armonía" comenta Serena Fortuna, oficial forestal superior de FAO.
"Sus conocimientos tradicionales y prácticas culturales son fundamentales para restaurar los ecosistemas, proteger las fuentes de agua y asegurar que el desarrollo comunitario beneficie tanto a las personas como a la naturaleza”.
A través de iniciativas como Ka'aguy Ymá, las comunidades guaraníes de Misiones están construyendo un futuro más fuerte y en sus propios términos: recuperando semillas tradicionales, restaurando fuentes de agua y áreas degradadas, y gestionando colectivamente su territorio mientras protegen su cultura y su ambiente para el bienestar de las próximas generaciones.
Estas acciones refuerzan el compromiso de Argentina, y del Proyecto Pagos por Resultados de REDD+ que le apoya, con una gestión forestal participativa, equitativa y con enfoque intercultural.